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Dentro del ámbito de construcción privada, la Cámara asegura que hay una parálisis en las inversiones industriales ante la falta de horizonte claro, restricciones cambiarias y remisión de utilidades al exterior.

 

La Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) emitió una declaración respecto del estado de emergencia que atraviesa el sector hace ya dos años y propuso una serie de medidas para impulsar la actividad.

Son datos oficiales del año pasado en la Ciudad. El salto fue del 51,8%. Cada vez más familias se atrasan con los pagos y se demoran las reparaciones en los edificios.

 

Los alquileres, el ABL, los servicios públicos, las cuotas hipotecarias. Todo lo que tiene que ver con el costo de la vivienda viene sufriendo aumentos que cada vez duelen más en los bolsillos de los porteños. Pero hay uno que genera particular preocupación: el año pasado, las expensas en la Ciudad subieron por encima de la inflación general del distrito. Así, cada vez más familias tienen problemas para pagarlas y las reparaciones en los edificios se postergan, incluso aquellas que suponen algún riesgo.

Cambiará la fisonomía de zonas de casas con jardín y de áreas industriales. Se discute en Audiencia Pública el 25 de marzo.

 

Si trazamos la volumetría permitida por el anterior Código de Planeamiento Urbano sobre la Ciudad de Buenos Aires, salta a la vista que la capacidad constructiva que permitía este código se encontraba muy por encima de la real. Sin embargo, uno de los objetivos del Código Urbanístico que acaba de cumplir un año era aumentarla. Es cierto que el código morfológico es más previsible para inversores y vecinos, y también está claro que ante el avance de la concentración humana en las ciudades, la respuesta es densificarlas.

Son datos de un relevamiento. También se pide como depósito el equivalente a los últimos meses de los contratos, que son los más caros.

 

Expensas altas, renovaciones con un 40% de aumentos, ajustes semestrales a un porcentaje cada vez mayor, depósitos al valor del último mes del contrato y no del primero. Si alquilar en la Ciudad fuera un videojuego, esos cuatro serían algunos de los obstáculos que un inquilino debe afrontar para seguir viviendo en la misma casa o el mismo departamento. Y el arma para defenderse, un salario que a la luz de la inflación queda cada vez más chico. En ese juego desigual, el “game over” es cada vez más frecuente: rescindir anticipadamente, convivir en pareja de forma apresurada, buscar un “roommate” con desesperación, volver a vivir con la familia, pedir prestado, o la calle.

Construcción de viviendas, hoteles y hasta edificios de co-working se multiplican al compás de la producción del shale y los salarios petroleros.

 

 

El potencial del emprendimiento petrolero de Vaca Muerta, está concentrando la mirada de muchos inversores inmobiliarios entusiasmados en una zona que promete convertirse en una de las más rentables del país.